Este viernes 6 de septiembre de 2024, en la sección de Economía y Negocios, el diario El Mercurio publicó una interesante columna del profesor Francisco Selamé. En ella, el destacado académico resalta que, hace "mucho tiempo que nuestras leyes dejaron de escribirse por juristas, que eran también poetas, filólogos y humanistas y que la precisión y belleza de las palabras de la ley hacía a los estudiantes de Derecho fácil y naturalmente memorizarlas.
Lamentablemente, el descuido del lenguaje ha llegado también al terreno legislativo y en todos sus ámbitos". Continúa el profesor Selamé destacando que las recientes "indicaciones a la reforma tributaria son ininteligibles hasta para los iniciados".
Esa clase de defectos en las leyes fiscales han sido destacados en múltiples artículos publicados en la Revista de Derecho Tributario, de la que es miembro del Comité Editorial el profesor Selamé. En particular, podemos destacar dos artículos dedicados completamente a ese tema, como son La deuda histórica con los principios superiores de la tributación y Legislar sin datos: El problema de las reformas chilenas.
Luego el profesor Selamé nos recuerda en su columna que el Código Civil dispone que cuando el sentido de la ley es claro, no se desatenderá su tenor literal, "asumiendo que, a través del correcto uso del lenguaje, el legislador expresará el genuino alcance de las leyes".
Agrega que exigir que "las leyes tributarias se escriban con claridad no es un mero deseo estético, sino un requerimiento de la mayor importancia jurídica. El Estado de Derecho moderno ha entregado, por su trascendencia patrimonial y política, al exclusivo dominio de la ley el establecimiento, modificación y derogación de los impuestos. En el Congreso, y no en otra sede, se debe librar el destino del sistema tributario. Allí, y exclusivamente allí, se debe ponderar por mandato constitucional la justicia y equidad en la carga impositiva, el equilibrio entre propiedad privada y contribución, el respeto de la imposición a los derechos fundamentales".
Tras ello, resalta otro de los problemas que ha sido tratado en reiteradas ocasiones por diversos autores en esta revista: la imposibilidad de una aplicación uniforme de la ley fiscal.
Al efecto, señala el profesor Selamé que una "ley tributaria oscura, inentendible o incoherente falta gravemente a todos estos principios, porque finalmente entrega a la voluntad del funcionario que interpreta con sentido recaudatorio, o del juez que sentencia de acuerdo a su propio sentido de justicia, lo que debió determinarse en el debate democrático por nuestros representantes en el Parlamento".
Los invitamos a leer la columna completa del profesor Selamé en el siguiente vínculo.
Actualizado el 6 de septiembre de 2024.